En este 2016, las hijas de Agness se despiertan cada día en Malawi sin saber hasta cuándo van a vivir. En su país existe la creencia de que ciertas partes del cuerpo de los albinos atraen la riqueza. Y ellas están marcadas por esta alteración genética que les hizo nacer con falta total de melanina y sin pigmentación en la piel y en el cabello. Su historia la cuenta la CNN y hace referencia a los informes que cada año publica Amnistía Internacional. En Malawi, niños y padres viven con miedo constante porque en su país se producen secuestros de menores albinos. En algunos casos las víctimas no aparecen y en otros se han llegado a encontrar sus extremidades enterradas en diferentes lugares.
La brujería existe en el país africano y la creencia de conseguir ganancias económicas gracias a los huesos de los albinos hace que se produzcan mutilaciones, asesinatos y profanaciones de tumbas. Niñas y niños como las hijas de Agness son incapaces de ver algo de esperanza en un futuro que se antoja aterrador. Nadie les puede garantizar que una noche no vaya a entrar un secuestrador en su casa para después hacer negocio vendiendo sus cuerpos a quienes creen en este tipo de superstición y magia. Es algo que recorre todo el continente. En África se han dado casos en los que se ha vendido a algún miembro albino de una familia por cientos de euros y, por ejemplo, una pierna de una persona albina se ha llegado a comprar por más de mil euros para después formar parte de un ritual de magia negra.
Peter Mutharika, el presidente del país, ha llegado a denunciar los hechos. Incluso la Policía investiga algunos casos, algo que quienes defienden los Derechos Humanos consideran un avance aunque, por supuesto, no es suficiente. Ni se aproxima a ser suficiente. En Malawi viven entre siete mil y diez mil albinos y desde finales del año 2014 se han contabilizado cerca de setenta ataques y una veintena de homicidios contra quienes sufren la falta de pigmentación. Varios secuestrados siguen en paradero desconocido. A pesar de estas cifras, las organizaciones denuncian que podría haber muchos más ya que los asesinatos se silencian y muchas comunidades rurales tampoco cifran este tipo de ataques. Tal y como cuenta la CNN en un artículo de junio de este año, Amnistía Internacional asegura que “miles de personas con albinismo están en riesgo grave de secuestro y asesinato por parte de individuos y bandas criminales”. Por su parte, Naciones Unidas advierte de que los albinos en Malawi están en riesgo de “extinción total”, víctimas de la violencia.
Amnistía destaca en su informe “No somos animales para cazar o vender” que el Gobierno de Malawi debe “sensibilizar a la sociedad sobre las personas con albinismo, incluso en el ámbito familiar, y fomentar el respeto de sus derechos y su dignidad. Además, la organización le ha pedido que dé a conocer las actuaciones de salud pública relacionadas con el albinismo para poder abordar mejor las necesidades médicas, psicológicas y sociales de este vulnerable grupo social. El gobierno debe proporcionar protección solar económica (o gratuita) a las personas con albinismo en todos los centros de salud oficiales y distribuirla a todos los centros de salud comunitarios”. Por eso, el objetivo de quienes luchan contra las creencias que llevan al secuestro, violación o asesinato de albinos, es tratar de eliminar el estigma que hace que las hijas de Agness, y miles de personas como ellas, no sepan si el de hoy será el último día de su vida.
Por Diego Moreno Bermejo